sábado, 8 de octubre de 2011

Agua


Hablar del agua en el desierto es casi como hablar del oro en los parqués de la bolsa. El agua es un bien tan escaso aquí que, por ejemplo, nunca agradeces lo suficiente las botellas que te dan en el ‘lunch box’ para pasar el día. Y hoy toca hablar de agua.
De nuevo, a punto antes de que salga el sol.
Me he levantado y no será la última vez, aunque haya sido para la última etapa, a las cinco menos cuarto de la mañana (noche o madrugada para algunos). Digo que no será la última vez, porque para tomar el avión de EgyptAir que me llevará de vuelta a Barcelona también me tocará poner la alarma temprano… muy temprano. Lo que peor llevo es que, probablemente vayamos a dormir, de nuevo, pocas horas, porque a las diez de la noche de hoy empezaba el acto de entrega de premios de la carrera y se prevé que la noche –que ya empieza a refrescar un poquito- sea larga, porque la organización ha traído un grupo musical… Lo dicho, pocas horas en la cama…
La haima donde se reúne todo el mundo...
esto era muy temprano y no había casi nadie.
¡Primera vez que veo algo así en Egipto!
Pero vamos  a lo que íbamos: hoy, el último día de carrera, ha sido una debacle porque muchos participantes han sufrido de lo más: averías mecánicas, caídas, pérdidas…  pero para algunos, la aventura ya ha empezado en el momento de levantarse y pasar por los tráiler de baños y duchas. Yo, que creo que he sido uno de los que más temprano ha pasado por allí, no me he podido lavar con agua del grifo. A ver, que aquí no hay agua corriente, y si la hay es igualmente desaconsejable hacer, por ejemplo, gárgaras con ella. Yo sólo me lavo la cara o me ducho, pero nada de entrar en contacto con el interior del cuerpo, que sólo faltaría que tuviera que salir disparado con un rollo de papel de váter hacia un sitio donde no me vieran... hacer el ridículo. Más que nada, ¡porque en el desierto poco hay para que uno se pueda esconder! Alain Rossignol, mi compañero de coche, me confesaba que alguna vez ha tenido que ir de urgencia al baño, “explotando” ahí. Y dejémoslo así.
Pues bien, sigo. Me he encontrado con un chaval egipcio que llevaba una camiseta del Barça más trucha (falsa, en ‘argentino’) que un billete de tres euros. Creo que nunca la ha habido ni nunca la habrá una camiseta así, pero bueno, él tiene una camiseta del “Barça”. Sus conocimientos de fútbol, según he podido comprobar, no van más allá de algunos nombres sueltos, pero después de Messi me ha puesto en un pedestal a Cristiano Ronaldo, y claro, yo no he comulgado para nada. Él, que sí, que sí… que Barça, pero Cristiano… hasta que he desistido convencerle porque el inglés no era una buen idioma para entenderse…
Foto: Alain Rossignol.
Él me ha dicho que no había agua en los baños y me ha dicho que esperara un segundo. Ha tardado un poco más (aquí los segundos egipcios casi se pueden medir en minutos) pero me he quedado de pasta boniato cuando me ha dado una botella de agua (1,5 l.) obviamente, he usado un poco para lavarme y he dejado el resto allá. Por lo que me han comentado, se ha armado la marimorena cuando ha empezado a ir el grueso del vivouac, y no diré a lo que olía porque es algo que no me gusta recordar… ¡alguien parecía podrirse!
Foto: Piero Batini.
Hemos salido un poco tarde y al final no hemos ido a las primeras dunas porque hemos visto que no nos daba tiempo y, sobre la marcha, Alain ha buscado otro punto en el GPS para llevarnos. ¡A la primera! Hemos encontrado un punto de paso que no estaba nada mal, y en el que he hecho una foto que publicaré en la revista para abrir, sin duda alguna, y que he presentado al concurso. ¡Ya veremos el veredicto! Lo darán de aquí a un rato, en la entrega de trofeos a los mejores, o sea, que me voy yendo dejando algunas de las fotos (que no he presentado) en las que me podéis ver en acción… o no.Y después de los premios vendrá la fiesta, donde habrá (poca) agua, creo.
Hasta pronto... ¡ahora vuelvo!

viernes, 7 de octubre de 2011

¿Qué es el desierto?


Eso mismo le interrogué a mi hija el otro día, cuando me preguntó dónde estaba. “En el desierto. Sabes qué es el desierto?” y ella, inocente, me dijo que era donde estaban las pirámides… bueno. Dejémoslo en correcto para una niña de 4 años.
Hansi me enseñó el año pasado a escuchar el silencio que reina en el desierto. El silencio es eso… siempre y cuando estés solo y no en una carrera, claro. No se oye nada y, aunque el desierto tiene muchas caras, el desierto es desierto. Hemos visto desierto de arena, o bombardeado por pequeñas piedras volcánicas, con pequeños fósiles de hace millones de años, con formas extraordinarias, desierto negro, desierto blanco… desierto, al fin y al cabo.
Hoy, la quinta etapa de este Rally Faraones –¡esto ya se acaba, señores!- pasó por una parte del desierto blanco de Farafra, donde las espectaculares formaciones pétreas en forma de champiñón están protegidas. Allí, cuando las enormes rocas blancas van perdiendo pequeñas capas, el viento y la arena se encarga de llevarlas por todas partes, cubriendo el vasto desierto de pequeñas piedrecitas blancas que, desde lejos, confieren esta blancura particular.
Hooq-inen, a quién parece que su inglés cada vez va a peor,  nos ha llevado a un punto muy bonito donde hemos podido hacer diferentes instantáneas. Pero no estábamos solos, desgraciadamente. Hemos llegado al punto previsto y ya había otro vehículo, y poco después ha llegado otro con tres periodistas más. Al final, éramos nueve en menos de 50 metros, para intentar pillar la mejor instantánea (o las mejores, según cada uno, porque hay quien no se mueve de la posición y otros, como yo –culo inquieto- que no para de buscar la mejor de las fotos posible. Bueno, yo lo intento).
Cuando no viene ningún participante vamos pasando el rato como podemos, y he visto que en el desierto, en el remoto desierto egipcio, también hay guarros. Gente que le importa un pedo la naturaleza y echa por la ventana cualquier cosa que le sobra. Así, pude toparme con unas cuantas latas de comida que alguien había abandonado días, semanas, meses o a saber cuánto tiempo atrás. Es inadmisible una actitud así, pero lo cierto –y es una pena- es que la mayoría de poblaciones están hechas un asco. Y es que, empezando por los propios habitantes de los pueblos y ciudades, parece que no hay conciencia de orden ni limpieza. Los turistas pueden comprobarlo en El Cairo, y nosotros en otras zonas menos turísticas.
¡Hoy nos hemos vuelto a topar con el camión-escoba! Ha venido a recuperar el vehículo de Thierry Magnaldi, que estaba hundido porque su buggy, por quinto día consecutivo, no ha podido terminar una etapa. Como el camión ha recibido una llamada para ir a buscar otro vehículo en medio del recorrido, al final hemos tirado nosotros a uno de los históricos del Dakar hasta un punto donde otro vehículo ha venido a remolcarlo. Hay tres camiones-escoba, que se reparten el recorrido para poder salvar a todo quien se queda tirado, como nos pasó a nosotros el lunes…
Hemos llegado al vivouac un poco tarde y hemos tenido que apretar todo para poder terminar el trabajo a tiempo porque, hoy, a las diez, nos cierran la línea de internet. En principio, es de pago para todos los que no son de prensa, pero no sé si acaba siendo así realmente, ya que veo a gente muy feliz hablando por Skype con sus familias... ¡Y yo que casi no tengo tiempo de ponerme al día con lo que ocurre en el mundo! Bueno, lo de la muerte de Steve Jobs  sí nos llegó, y todos los ‘maqueros’ nos quedamos chafados, pero claro… era previsible porque su estado ya se conocía de hace tiempo. Una lástima, porque el americano ha revolucinado el mundo de los gadgets de telefonía  e informática.
Venga, cierro, ¡que no tengo tiempo para colgar el post! Hasta mañana, ya en el Cairo. ¡Un saludo a todos los seguidores, que son bastantes!


jueves, 6 de octubre de 2011

Hooq-inen, ¡quién sino!


¡Increíble la Vespa cruzando por las dunas!
Hooq-inen, bajando la presión de los neumáticos.
Estamos ya más cerca del final pero aquí no para nadie. Ayer, que era el aniversario de Marilyn, no hubo mucha fiesta… bueno, nada. Alguna copita de licores, como dije, pero nada de juerga, ¡que tenemos que trabajar! Así que pude ir a dormir relativamente temprano… para levantarme más temprano aún. Habíamos quedado a las 5 de la mañana para salir en un pequeño convoy de cuatro vehículos para unas dunas que estaban aproximadamente en el kilómetro 47,19 de etapa. Pensábamos que sería algo más espectacular, pero nos quedamos allá porque ir en sentido contrario podría perjudicar a los pilotos al romper las dunas y tampoco era cuestión de encontrarnos de cara con Marc Coma, que hoy salía el primero.

En nuestro coche hemos ido hoy más cómodos, ya que Marc, el monegasco que estuvo de cámara en la final de la Supercopa de Europa y fue el encargado del seguimiento a Iniesta –y quedó alucinado con los toques del crack azulgrana-, ha ido en otro vehículo a otro punto del recorrido. Para llegar donde queríamos, hemos hecho unos 50 kilómetros por asfalto, con algunos tramos destrozados por el paso de los coches y camiones por las lenguas de arena que cruza la carretera. Así que es habitual saltarse el asfalto para pasar por la arena y sortear esos tramos muy bacheados, y así lo ha hecho Hooq, nuestro chófer. Pero creo que ya comenté que la conducción no es su fuerte y nos quedamos completamente enganchados de nuevo. Afortunadamente, la experiencia del lunes sirvió para que no jodiera más la situación y, echando marcha atrás ha podido solucionar la papeleta. Para más inri, Edo Bauer, que venía detrás ha podido comprobar que nuestros ‘informes’ de Hooq no eran exagerados. Y es que nos tiene contentos ‘Hooq-inen’ (el mote se lo ha sacado Alain Rossignol, ¡qué bueno!). Al menos, hoy, le di un USB para que pudiéramos escuchar música ‘decente’ en el coche. Hooquinen ya conoce a U2 y Depeche Mode.

Contenido del Lunch-Box.

Nos hemos hecho unas risas con Patrick, otro de los cámaras del rally. Un cachondo que lleva treinta años de profesión y con quién es imposible llevarse mal. Qué buena conversación he tenido con él sobre el ambiente de Faraones. Y es que aquí, lo mejor es el buen rollito que existe entre todos: pilotos, organización, prensa. Ni muchos, ni pocos. Ni altivos, ni pasotas, ni… sólo buena gente. Y así es normal que todo el mundo esté contento. Parece fácil, pero
no lo es, porque manejar a más de 500 personas durante una semana y que todos acaben satisfechos no es tarea fácil.
Hoy las fotos son variadas. Además de la foto de Hooquinen y de una Vespa cruzando las dunas (increíble pero cierto), he puesto una del ‘lunch box’ que comenté el otro día. Podéis ver lo que lleva la bolsa que nos dan cada día para que nos alimentemos: mini-croissant de chocolate, zumo de piña, pan tostado, mantequilla, lata de atún, galletitas saladas, patatas fritas, frutos secos ricos en fibra para facilitar el baño a quienes no se les ha olvidado la primera norma cuando viajas a según qué países..., una barrita de no-se-qué, porque está en árabe, y una bolsita con los cubiertos, sal y una toallita para limpiarse las manos. Eso.
Té a la menta con 1/4 de poso...
Siguiendo con el tema gastronómico, el té que tomamos el otro día no estaba mal, aunque los he tomado mejores… bueno, muuuucho mejores. Si os fijáis en la foto, veréis la cantidad de poso que había. En el mismo lugar donde nos paramos a por un té con Marc, Alan (salen en la foto) y Piero,  nos enseñaron un par de botellas de vino local. ¡Sí! ¡Vino egipcio! Ya tiene narices que aquí hagan vino.
Vino egipcio. ¿?
Yo no sé dónde tienen las vides y quién bebe lo que lleva esas botellas, aunque tenemos que suponer que se dirige a los practicantes de otras religiones que no sean la musulmana. Vaya, tenemos que suponerlo…¿no?

miércoles, 5 de octubre de 2011

Turrones en el desierto



El desierto blanco de Farafra.
Lástima que nos perdimos un día de blog por culpa de lo sucedido el lunes, pero claro, no tenía culpa de que cortaran internet y como tenía una historia que contar, pues decidí ponerla el martes. Espero que no os decepcione por ello. Y con lo cansados que empezamos a estar todos, pues es aceptable que me tome un relajo, ¿no?
Piero Batini y Marc, aprovechando el largo viaje.
Sí, estamos cansados porque trabajamos mucho. Sí, ya sé que alguno pensará que por una vez que trabajo, pues no me va a pasar nada… Gracias, amigos, ¡yo también os quiero! Pero la vida en el Rally es intensa y casi imparable. A todas horas hay actividad de cualquier tipo.  Y cuando digo a todas horas, es a todas horas. Después de aprovechar e irme a dormir un poco temprano (ya eran las 11 de la noche), me he despertado a las 4 y media, ¡y como yo, un montón de gente! Me ha parecido incluso oír los rezos habituales de los árabes a la salida del sol… La salida de las motos ha sido, como ayer, a las 6 y media, y es que hay que aprovechar las primeras horas del día para hacer todo, porque después es imposible andar o estar expuesto al sol. Hoy hemos llegado a Farafra en medio de una ola de calor asfixiante… estábamos a 40ºC. Hemos pasado por el desierto blanco, un lugar absolutamente precioso que ahora mismo no sabría definir… ¡hay que verlo!
Alain Rossignol y Edo Bauer, en plena faena.
En esta zona se perdió la cámara de Marc...
Bueno, entre las muchas cosas que pasaron ayer, nos fuimos a hacer fotos tempranito por la mañana y a las 10 casi ya habíamos acabado porque esta vez sí pudimos fotografiar las Vespa y también el buggy de una leyenda del Dakar como Thierry Magnaldi, que aún no han completado ninguna etapa. Lo intentan, pero es realmente difícil con estos vehículos afrontar tanto kilometraje y tan duro. Pero nos faltaba regresar al vivouac y ponernos a trabajar en ellas, en el artículo… total, que acabamos tardísimo, como casi siempre.  En el punto donde nos apostamos cada uno busca la mejor posición, y uno de los cámaras de TV, el monegasco Marc Ceresa, puso una minicámara en medio de la pista para captar unas imágenes ‘diferentes’. Diferentes, sí… porque se quedó sin cámara. Desapareció tragada por la arena. Buscamos todos durante un buen rato (pasó rápidamente una hora) y no encontramos ni la carcasa… Eso sí que es ‘missing in action’.
Alain y Marie-France Estenave y Marilyn Urtubia,
listos para salir con el auto de prensa.
Cuando llegamos al vivouac, al tiro vino Piero Batini, que no pudo estar los dos primeros días, pero se ha unido a la caravana en forma. Hoy, en nuestro coche, había ‘overbooking’, ya que finalmente ha tenido que venir Marc. Piero, en un momento dado, le ha dicho, en perfecto francés a Alain a ver si “podía tirar la radio del coche por la ventana”… y es que ya estábamos un poco hartos de escuchar, durante doscientos kilómetros un non-stop de música egipcia.
Tengo la suerte de que en este rally tengo a unos grandes profesionales conmigo, y que me tratan muy bien: Piero, Marc, Alain, Marie-France, Mario, Anita, Cristiano… y, aunque los nombre los últimos, no son los menos importantes, porque son los que mandan: Edo y Marilyn, su asistente, una chilena que habla …hasta por los codos (en serio: francés, inglés, italiano y todas las variantes del castellano latinoamericanas). Hoy, le toca a ella parte del protagonismo porque cumplir los años durante el rally no es algo que ocurra todos los días, y quién más quién menos le ha traído un regalo: unas golosinas, un whisky, cognac, un licor dulce húngaro… y hasta ¡turrón! Turrón en el desierto. Eso es puro vicio.


martes, 4 de octubre de 2011

Apocalipse Now


En el coche de prensa, hacia las Pirámides.
¡Diosssss! ¡Qué día! Bueno, más bien: ¡qué final de día! Ahora os cuento cómo acabó el día, pero antes, dejadme que os cuente cómo empezó: El despertador sonó a las seis de la madrugada, después de otra noche corta, algo habitual, ya, y que no irá a mejor, probablemente, en lo que queda de carrera… que es bastante. Desayuno, pasar a buscar el ‘lunch box’ (lo trataremos otro día) y un par de botellas de agua,  y cargando con el maletón a buscar nuestro vehículo de prensa: Press 4.
Un autocar cruzando por la mediana y bloqueando
todo el paso. This is Cairo!
Con un poco de retraso hemos cargado todo en el coche y hemos salido para la explanada de las pirámides. Son unos quince kilómetros, pero hemos tardado un montón. Bueno, mucho. Tanto que ya habían salido los dos primeros. Decir que el tráfico en El Cairo es caótico es poco. No encuentro un adjetivo peor para describirlo. Cada uno va a la suya, gira por donde quiere y cambia de carril cuando quiere, sin señalizar. Bueno, sí, haciendo sonar el claxon, que parece que es la manera de anunciar “¡cuidado que voy!”. Hemos llegado a tiempo para inmortalizar a Marc y a los siguientes. También he aprovechado para hacerme alguna foto de recuerdo, ya que el año pasado me lo perdí. Éste no había niebla, con lo que las imágenes quedaron mucho mejor. Itziar ya tendrá el recuerdo de Egipto. Llegando allí, viendo la enormidad de las pirámides, uno piensa en que tiene la historia delante y se ponen los vellos de punta.
Gasolinera de parada obligatoria...
De allí, hemos ido hacia la carrera. Buscando un punto después del Control de paso, pero antes nos hemos parado a la gasolinera que hay en el camino. En las imágenes que veis, os podéis hacer la idea de cómo debe ser la calidad del servicio, aunque a veces no es tan malo. Sólo hay que darles un poco de prisa, porque si no estaríamos allí todo el día. Hemos cambiado una rueda pinchada del coche de Edo Bauer, el jefe de prensa, que ha empezado el día pisando una piqueta que le ha rajado el neumático, mejor dicho, los dos.
Hemos llegado a un punto donde se ha parado Edo y nosotros hemos seguido hasta encontrar las primeras grandes dunas. El lugar era bueno, sí, pero nos han pasado por el camino Marc, Hélder, Viladoms, Przygonski… y cuando hemos llegado, ha pasado Chaleco. Hemos estado en la zona, cambiando un poco de punto vista casi cuatro horas. No han pasado las vespas ni el buggy de Magnaldi… y como ya empezaba a ser un poco tarde, hemos marchado.
Hemos decidido atajar y… mala decisión. Llevábamos unos segundos de viaje cuando el Toyota de Hooq –que va cargado hasta los topes- se ha encallado en una zona de arena muy blanda. Hemos hecho todo lo imposible hasta el agotamiento, porque Hooq no llevaba ni planchas ni pala… todo a mano… Hasta que me he hartado -estaba psíquica y físicamente destrozado ya que nuestros esfuerzos eran en vano- y he ido a buscar ayuda.  5 minutos andando fuerte para ver si encontraba alguien..y sí, he encontrado el camión escoba!! Ya no quedaba nadie más en la pista! Imagino que nos hubiéramos quedado a dormir allá si no nos hecha un cable, y nunca mejor dicho, el camión balais.
No tengo fotos de cómo quedó empanzado el Toyota.
Os dejo con el roadbook. Km 194 de carrera, aprox.
Cuando nos ha dejado en lugar seguro ha venido lo más grande. El chófer del camión ha puesto a toda máquina por los altavoces que ha incorporado una sintonía brutal para el momento: la carga de las Walkirias de la película Apocalipse Now. Sonando a fondo por el desierto… Brutal.
Con esta simpática pero ojalá que irrepetible anécdota, hemos llegado los últimos al vivouac y he tenido que ir rápido para escribir la crónica de la web. Y en el momento de escribir estas notas son las doce de la noche y están a punto de cerrarme internet. O sea, que lo dejo…
((Al final, no pude acabar de colgar la nota en el blog. Eran las doce de la noche y no hubo tiempo para más, teniéndome que conformarme con hacerlo hoy martes. El horario de conexión a internet en el campamento es implacable))

domingo, 2 de octubre de 2011

Día 0. Arrancamos


Ya llegamos a Egipto, pasamos la primera jornada aquí, en el Mövenpick Hotel, a 20 kilómetros de El Cairo. Un lugar excelente, mejor que el que acogía el rally los últimos años y donde hemos comprobado que se puede comer una pizza prácticamente igual de buena que la de cualquier pizzería de Roma. Algunos ya desean volver a ocupar sus habitaciones el próximo sábado, cuando el Faraones termine donde mañana empieza todo esto: en las Pirámides.
Una de las piscinas del hotel.
.
Una anécdota: me tocó compartir habitación con Cristiano, el fotógrafo de la organización. La habitación sólo tenía una cama y pedimos un suplemento a recepción cuando llegamos, a las 10 de la noche. Pues bien, después de hartarnos de esperar, Cristiano me dejó su hamaca portátil para poder dormir en mi saco. Era casi la una de la madrugada. A la una y media, casi dormidos, suena la puerta: traían la cama supletoria…
La moto de Hélder lleva el carenado
agujereado para mejorar la ventilación del motor.
Hoy ha tenido lugar el segundo día de verificaciones y, para algunos, como a Jordi Viladoms, el día se le ha hecho cortísimo, casi tanto como mi noche, porque después de volver de entrenar un poco, poner la moto a punto en las primeras dunas que ha encontrado –a unos 50 kilómetros-, ha tenido que adecuar la moto para pasar las verificaciones y… primeros problemas. Fallaba la luz. Falsa conexión, cables invertidos… (vaya, como la línea de Internet de la Sala de Prensa…) un problemón que no ha podido solucionar solo y suerte que Hélder, el portugués, este año sí llevaba mecánico. Incluso Franco Picco, uno de los pilotos ‘leyenda’ del Dakar, le ha echado un ‘cable’.
Al final pasaron todos los participantes:  76 motos y quads , 26 coches y dos camiones, pero seguro que no todos se podrán bañar en las piscinas de este gran complejo hotelero cuando acabe la carrera. Quienes sí probablemente nos acabemos dando un chapuzón (por fuera o por dentro), seremos los más de 40 periodistas acreditados.
De las verificaciones no se escapa nadie.
¡Ni nosotros!
Hoy ha habido el briefing de prensa, donde nos han comunicado los últimos detalles y nos han asignado los vehículos con los que iremos toda esta semana. Voy en el número 4. No es mi número favorito, pero seguro que no tendré problemas, porque he sido uno de los que más suerte ha tenido. Por una parte, por evitar a ‘Miss Dislike’ -que sigue igual de simpática que en la última ocasión que nos vimos (el saludo es un ‘hola’ frío como el hielo)-, que mantiene compañeros del anterior Faraones, pero principalmente estoy muy contento porque me ha tocado ir con dos ‘cracks’ de los rallys: Alain Rossignol y Piero Batini. Alain es un gran fotógrafo francés y trabaja principalmente, para una revista de coches. Piero, italiano, lo hace para Motocross, y también ha sido el responsable de las imágenes de los comunicados de Marc Coma, por ejemplo, o la comunicación del Rally de Cerdeña. O sea, que estoy con los mejores. ¡Suertudo de mí! ¡Que comience ya!


sábado, 1 de octubre de 2011

Planchando fotos


Me decía un amigo que le gustaba que contara cosas ‘de dentro’, lo que no se acostumbra a explicar, de esas situaciones que vivimos los reporteros en las carreras. Pues bien, lo intentaré.
¿Qué es una buena foto? ¡Ah! ¡Me gusta que me hagan esa pregunta! Una buena foto puede ser una foto cualquiera hecha por cualquiera en cualquier lugar. Y es que, para gustos, colores. Me decía un amigo muy cachondo que “el gusto” es como el culo: cada uno tiene el suyo. Así, que no puedo decir mucho más. Vaya, que cada uno hace ‘su’ foto, la que cree que es buena. Sólo si ves más fotos, si practicas y, principalmente, si tienes ganas y ambición de mejorar, puedes hacer mejores fotos. Hoy día, sacar fotos es muy, muy, muy fácil. Las cámaras buenas son asequibles y cualquiera puede intentar meterse en un mundo que, hasta que no llegó la era digital, era casi prohibitivo.
Marc Coma, durante una etapa del Faraones 2010.
Una foto puede no transmitir nada o puede decirte mucho. En esta carrera del Rally Faraones, por ejemplo, entre todos los fotógrafos que estamos acreditados podemos hacer centenares de miles de fotos… (¡imaginaos en un GP de velocidad!, ¡millones!) pero encontrar una foto que transmita, aquella foto buena-buena, pues… baja mucho el número. Quizás, y sin temor a equivocarme –y respetando mucho a mis colegas- le tendríamos que quitar a esa cifra bastantes ceros… En el concurso de fotografía que el jefe de prensa de Faraones organizó el año pasado, ganó mi colega Hansi Schekhan. En la selección de las mejores fotos había treinta fotos (cada fotógrafo podía participar con tres fotografías). Eso ya dice algo, ¿no?
Como decía, hay que trabajar las fotos, no sólo intentando buscar la mejor foto. Sino también, el mejor encuadre, la lente más adecuada, la mejor luz, el mejor ángulo… A veces lo tiene y a veces no, pero hay que buscarlo. Muchos fotógrafos sacan ‘petróleo’ de un plano al que muchos otros les pueda parecer horrible. Y es que, como uno es perfeccionista, pues…
La foto de Hansi y la mía. La misma, pero diferente.
Pero a veces, también hay que darle un poquito al retoque fotográfico, si, para mejorar la foto. Por ejemplo, si os digo que la foto donde sale Marc Coma tenía un fallo enorme, igual no os lo creéis. A ver, quizá tampoco tan enorme, pero… sí, para mí, una vez vista la foto, es un fallo enorme. Cuando llegué a este punto, me fijé en la piedra, volcánica, que hay a la derecha. Le iba a dar un toque especial a la foto junto a la arena que hay a la izquierda de la foto. Mi pose para disparar no era muy cómoda, pero intenté sacar una instantánea que mostrara algo más que un piloto pasando en moto, un paisaje que envuelve a los competidores, una muestra de que no sólo hay arena en el Rally Faraones. Hasta aquí, la puesta en escena. Ahora lo remediable: para llegar adonde tomé la foto, tuve que pasar por la arena, y… ¡dejé marcados mis pasos! Unos minutitos de Photoshop han arreglado el desastre, aunque en la oficina son Blanca y Rafa los que se encargan de hacer los milagros con el programita milagroso que, desde antes que existiera la fotografía digital, se encarga de dejar las fotos listas para enviar a imprenta. Limpias y planchaditas.
Os he comentado antes, que Hansi ganó el concurso de fotografía. La foto la podéis ver aquí, comparada con la que hice yo, debajo. Lo cierto es que no me dí cuenta de esa foto hasta pasados unos días del Rally. Son la misma foto pero… diferentes, ¿verdad? ¿Y cuál es el truco? Pues bien, aunque es difícil que un fotógrafo haga públicos sus ‘librillos’, Hansi me dijo que él había modificado los ‘settings’ de su cámara que hacía que potenciara el color ocre. ¡Secreto al descubierto!
Trabajos nocturnos en el rally.
Otra foto que me gusta mucho, por lo que dice, es la que os pongo en último lugar. Quizás no esté muy ‘clavada’ (a foco), pero suficiente como para publicarla. El piloto portugués Hélder Rodrigues está arreglando su moto. Hélder, que el año pasado terminó tercero en Faraones, probablemente acabe ganando el título mundial de Raids este año. Es un tipo fantástico y se lo merece, claro, por piloto y por ser una buena persona. Uno de los días tuvo que reparar el chasis de su moto. Pidió la ayuda de un soldador y colaboró en la precaria forma de arreglar su moto. Él, al pie del cañón. Grande.


Por último quería plasmar aquí un pensamiento desordenado que hace días que llevo en la cabeza. Y es que me he encontrado con la sorpresa que algunos de mis artículos para la web de SoloMoto OFF ROAD y SoloMoto Actual, se pueden ver en otras páginas web. Sí: hay gente que se aprovecha del trabajo de los demás sin pagar con la máxima de que en Internet todo es gratis. Pues no. Porque detrás de un artículo hay alguien que tiene que comer, pagar una hipoteca, renovar su equipo de fotografía/informática... Y esos sacan provecho del trabajo de unos terceros, porque tienen publicidad o transaccionan con productos sin que el autor se entere. No hay ética ninguna. Ni vergüenza.