domingo, 6 de noviembre de 2011

Merzouga Rally, un nuevo descubrimiento


El año 2011 se está terminando, pero en el mundo de las carreras de Raids, el mes de noviembre es uno de los meses de máxima actividad. Si hace un mes os estaba escribiendo desde Egipto, donde pude vivir una nueva edición –extraordinaria- del Rally de los Faraones, ahora me encuentro en Marruecos para cubrir el Merzouga Rally (del 6 al 11 de noviembre). Hace quince días finalizó una prueba mítica, el Rally Marruecos, pero esta semana se celebra una prueba especial, nueva –es la segunda edición-, y con mucho futuro. La organización le echa muchas ganas y espero no equivocarme si digo que el Merzouga Rally será una prueba a tener en cuenta para muchos en los años venideros. Quizás el único inconveniente que tenga es que está muy cerca de las fechas de embarque para los vehículos de los pilotos que participan en el Dakar, y aunque la prueba está especialmente destinada a los aficionados, siempre hay algún ‘crack’ que aprovecha la ocasión para acabar de prepararse para el gran rally que se celebra en Sudamérica.
Otro prólogo. Antes de llegar a Marruecos estuve en la Isla de Elba, realizando un reportaje activo. Y digo esto porque me vestí de endurero y tomé el manillar de una moto para, en primera persona, contar uno de los ‘tour’ que organiza un exendurero y exdakariano como es el italiano Fabio Fasola. Fue genial. Un disfrute total a nivel personal, aunque mis músculos no están muy de acuerdo con lo de ‘disfrutar’.
A veces es muy peligrosa la conducción por estas tierras.
Dos días para seleccionar el material y casi sin descanso posible, me veía embarcando hacia Fez para esta segunda edición del Merzouga Rally. No salí de Barcelona, sino desde el aeropuerto de Girona con un vuelo Ryanair. Quizás con decir Ryanair ya tendría que dar por terminado el comentario, pero realmente fue sorprendente. Los métodos comerciales de la compañía no dejan de sorprenderme, y si bien pasé correctamente la prueba de peso del equipaje a facturar y el de la mochila con la cámara y el ordenador, tengo que advertir que las azafatas (las de tierra y las del avión) no sonrieron ni un solo momento. No digo que tengan que ser la alegría de la huerta, pero de vez en cuando, una sonrisa hace más pasajero un momento tedioso –y también tenso- como es el embarque de un vuelo. Es más, una tuvo la desfachatez de entrometerse en una conversación que mantenía con un compañero de viaje, provocando aún más mi animadversión hacia la compañía en general. Y no digo nada más porque aún me queda el viaje de vuelta…
Nieve y nieve en los puertos de montaña.
Pero eso sólo fue una anécdota que quedó en el olvido debido a lo que nos esperaba cuando aterrizamos en Marruecos. La lluvia y viento nos recibieron en Fez, y enseguida corrió la voz que varios vehículos de la organización quedaron bloqueados a unos cuantos kilómetros de allá por culpa de la nieve. Sí, la lluvia que caía se convertía en nieve a partir de 1.700 metros de altura.
Nos paramos a comer cerca de Errachidia con sol y viento.
El vehículo que me vino a buscar al aeropuerto, con un exmilitar marroquí, Jean-Paul un comisario francés e Yves, de TDCom, era un Toyota con un montón de kilómetros, pero su chófer tiene gran experiencia. Jean-Paul, después de dar una buena vuelta, optó por quedarse a dormir en Meknés, en casa de unos amigos suyos, Nicole y Alain, el director de esta carrera. A la mañana siguiente nos fuimos pronto en medio de una lluvia que, conforme subíamos el puerto de montaña de El-Hajeb hacia Ifrane se convertía en nieve. Camión volcado, coches parados… nosotros seguimos. Un té en Boulmane para estirar las piernas y seguir.
En Aît Ali, y camino de Zaida, más nieve y un accidente mortal que hizo darnos cuenta de lo difícil que es circular por el país. Parada técnica de nuevo en Midelt, el país de la manzana. A partir de allí, viento y sol hasta llegar a Merzouga, donde la luz de la tarde teñía de naranja las grandes dunas del Erg Chebbi, protagonistas de la carrera que hoy mismo empieza. 
El palmeral de Ziz, precioso.

Saludos nuevamente desde el desierto.