Volvemos al desierto, volvemos a Egipto

¡Llega el Rally de las pirámides!

Síiii!!! Llegó la confirmación que este año me voy a Faraones! Bien! Bueno, no es algo que me haya llegado de sopetón, la verdad, porque ya hace algún tiempo que envié el documento para acreditarme y la ficha médica a la organización, pero no es hasta unos quince días antes de la carrera que te confirman tu viaje.

Será mi tercer año de rally y espero que todo vaya bien, como en los dos anteriores. Para que al final pueda regresar con la satisfacción del trabajo bien hecho será importante que todo funcione, como mínimo, como el año pasado, y en una gran parte -además del trabajo de uno mismo- está la responsabilidad de la organización. Y en el Faraones, pese a los mil problemas que pueden surgir a diario, JVD y su partner egipcio saben cómo sacar adelante una prueba mítica como lo es este Rally. Así que puedo estar tranquilo. Siempre diré que el Rally Faraones es mi rally preferido por mil razones. Algunas las iréis conociendo poco a poco... espero.

Piero Batini, un crack del periodismo del motor.

Volveré a encontrarme con mis amigos periodistas como Edo Bauer, Piero Batini y Alain Rosignol –con quienes compartí vehículo de prensa el año pasado-, Marie-France Estenave y su marido Alain, Anita Töth, Cristiano Barni - fotógrafo oficial de la organización-, el multilingüe Mario Ravaccia y otros tantos con los que quizás no tengo tanta relación pero que siempre es un placer saludar. Más que nada porque, al menos no joden tu trabajo, ya que, por desgracia, alguna vez sí ha ocurrido con algun@s “colegas”. 

Rally Faraones, me encanta. 

A pie de las míticas pirámides de Giza. Enormes.

Quién no veré este año, y me apena mucho, es a mi amiga chilena Marilín Urtubia, adjunta al jefe de prensa y de quién os he hablado en otras entradas. Más por motivos personales que por profesionales, que también -porque nuestro oficio está valorado una mierda-, Marilín tuvo que dejar su piso de los alrededores de París y volverse a su Chile con su hijo Nico. Seguro que ella pensará en nosotros como nosotros en ella. No podremos celebrar su aniversario en pleno desierto, y tendremos que conformarnos con alguno de los postres dulces que nos darán en la cena. Nada será igual, pero la vida... continúa.

En una semana ya estaré montando la maleta. Bueno, las maletas, porque a la del equipaje tengo que sumarle la de las cámaras, que casi pesa más que el maletón. Dos cuerpos, tres objetivos, flash, baterías, cargador, y... pero bueno, de eso ya os hablaré en otro post. Hasta entonces, pues.